miércoles, 12 de enero de 2011

Muertos

Bosques enfilados, aplastantes, uniformes
erigidos con manos cubiertas de tierra.
Tierra fresca, tierra húmeda, tierra sureña
donde descansan todos los muertos y sus proezas.

Los cementerios que caminan entre sirenas,
las construcciones que ocultan a los maleantes y sus tretas
en el ojo durmiente colectivo,
aún se recuerdan los tiempos añejos, conflictivos.

Tanta sangre hecha polvo, hecha arena
entre caminos que no existían y hoy nos observan
duermen impacientes en sus cuencas de foresta
atrapando almas dulces e ingenuas.

Construyendo trenes conectivos,
enterrando fierros y golpeando con palas las cabezas
peleando por los billetes coloridos
¡Ay! los miedos, los suspiros...
...las ausencias, la necesidad, las tormentas.

La lluvia machacante que protesta
ante la total indiferencia
se escuchan a lo lejos martillazos
que perturban el silencio del campo.

Los fantasmas preocupados e indecisos
que atacan entre mantos de ocaso
perturbando el sueño y los rezos
de las viudas, sus hijos y sus nietos.