Me envenena toda esta tormenta
esos giros, esos tic tac incesantes
esos brazos amortajados, temblorosos, desviados.
Me envenena como un cáncer
succionándome la vida de a poco
ganando espacio, ganando minutas, ganando polillas.
Me envenena de frente, olvidando toda opinión gastada
toda palabra vista de mil formas y mil veces
como circuitos repetidos, al revés y reveces.
Me envenena los oídos, me eriza los sentidos
me ensordece, me vulnera, me enloquece.
Y golpeo los tambores caóticamente
y soplo la flauta, desafinadamente
y rompo la guitarra, pisoteándola fuerte
y quiebro tu espalda, cruje entre mis dientes.
Me envenena y me desvío, me río, me suicido.
DESAHOGO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario