lunes, 9 de enero de 2012

El Momento de Rabia Ajeno

La ira y los impulsos humanos desbordados que se traducen en ataques con voz molesta y fuego en los ojos. Como si te fueran desprendiendo la piel capa por capa, porque no es suficiente gritonearte. Tienen que dolerte todas las frustraciones que ellos cargan, aunque no sea justo. Porque... a quién engañamos? la justicia es violentamente inalcanzable. Se necesitaría que todos supiéramos escuchar, cuando por defecto vamos por la vida con los oídos tapados, los ojos vendados y las terminales sensoriales atrofiadas.

Se necesitaría que nos desprendiéramos de nuestros egos. Y honestamente, a quién engañamos? es demasiado cómodo nuestro pedestal auto erigido. De lo contrario, por qué todo lo olvidamos? Por qué necesitamos repetir y repetir mil veces lo que para nosotros es importante y nos siguen preguntando mil veces? Después de un minuto, después de 5 minutos, después de una hora. La memoria es frágil, pero la voluntad es aún más delicada. No es suficiente con fingir que importa, porque al parecer el fingir quita más energía que intentar conciliar el metro cuadrado del otro con el de nosotros mismos. Tienes que fingir interés, tienes que fingir las expresiones del rostro y asentir para quedar automáticamente del mismo lado que el interlocutor.

Cada uno escuchando sus propias verdades y escupiendo sus propios defectos. Sin integración, sin interacción, sin un aumento del conocimiento del otro. Y vivimos aislados, exponiendo nuestros placeres al espejo. Para el autodeleite y seguir mintiéndonos. NUNCA se es lo suficientemente bueno (...but not good enough!).

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